El edificio está situado en el barrio del Eixample, cerca del Hospital Clínic de Barcelona. Su principal característica es su carácter cívico y el esfuerzo por integrarse en un entorno urbano consolidado con diferentes edificios patrimoniales a su alrededor. La estrategia para conseguir esta integración es utilizar materiales y colores tradicionales de los edificios históricos del Eixample, así como reinterpretar aspectos como el ritmo y el tamaño de las aberturas. Todos estos elementos se combinan al mismo tiempo en un lenguaje contemporáneo. Su voluntad es formar parte del entorno en el que se encuentra.
La fachada se organiza a partir de una cuadrícula que permite integrar el volumen de balcones cerrados. Esta estructura reticular está realizada con elementos prefabricados de hormigón de color claro, mientras que las aberturas de los muros que se encuentran en un plano diferente están acabadas con piedra natural azul Bautismo. Un sistema de persianas en los balcones actúa como filtro solar, por lo que impiden la entrada de la luz solar directa pero no dificultan el paso de la luz. Mientras que en el plano de la fachada las aberturas son más opacas, siguiendo una estructura tripartita con la apertura en posición central, en las galerías las aberturas son todas acristaladas para dar mayor ligereza y transparencia al volumen central.
Los espacios comunes están pensados para darles un carácter acogedor y al mismo tiempo continuar con la imagen clara y tranquila de la fachada. Por este motivo, se han escogido materiales naturales como la cerámica hecha a mano y la madera de roble. En el vestíbulo, la curvatura de la pared se aprovecha para generar un banco de madera de roble acompañado de un espejo, que da comodidad y profundidad a ese espacio.
